Moneda al aire

Somos los amantes del más puro riesgo que ofrecen las expediciones más profundas hacía lo desconocido que hay más allá de nuestro horizonte cero, somos los que hemos batallado más de una vez sin la seguridad que ofrece saberse apoyado, no hemos esperado a tener nada afianzado, ni tan siquiera aquella cuerda con la que nos habríamos tirado al vacío más seguros, nos hemos lanzado a las brasas sin dudarlo y navegado entre las llamas de la más cruda primera línea de la complicación, hemos sido el ariete de las causas perdidas hasta llegar a ser el mástil donde ondeaba la más oscura bandera que el abandono podía tejer, hemos conocido de primera mano y a golpes las causas que otros ni soñaron, sabemos que es gritar sin voz, arrastrarnos como el famoso caracol por el filo del cuchillo más afilado, hemos sido aquellos que formamos parte de la punta de acero del clavo que grababa a fuego en nuestra carne un significado más profundo que comprendido, hemos sido aquellos que sin dudarlo estamos, hemos sido siempre la definición de no dejar nunca de ser quiénes somos, hemos lanzado la moneda esperando incluso que el resultado fuera el canto. Hemos vivido con la dura conciencia de la realidad de que todo dolor pasará a ser simplemente una anécdota, sabemos bien que tan importante es la fuerza conjunta que nos lleva a no tener jamás miedo a dar un paso más a la obscuridad que se muestra ante los más agrestes caminos. Se nos marco aquello del nunca no puedo y conocimos el de no lo intente, hazlo.

El tiempo pasa, las experiencias se suman y acumulamos muesca trás muesca en las contabilizadas vivencias que marcamos a golpes en aquellas metafóricas paredes de nuestras celdas de la conciencia, donde cumplimos con una condena a regañadientes.

Somos el resultado de tanto golpe como grito, de tanto aullido como aplauso, de tanto éxito como posible derrota y es que lo que nos ha diferenciado es simple y complicadamente nuestra pasión por la acumulación sistemática de vivencias, nuestra habilidad para sacar partido de aquello que otros encontrarían como caos y nosotros vivimos como un día más... Fielmente gracias al todo y al nada, podemos decir que somos... Cada vez más orgullosos.

Día internacional del Pipa fumador

A todos los amantes de éste placer que tanta compañía nos da.

Entre las paginas

En un tiempo, entre las amarillentas páginas de aquel libro donde arrojábamos cual terapia de mejora de la comprensión de todo aquello que yace en nuestra mente, donde almacenábamos nuestras experiencias extraídas de esas vivencias que exprimidas al máximo daban tal caudal de frutos, que una y otra vez aniquilábamos las hojas en blanco de esas numerosas libretas o libros de viaje, que a imagen de la vieja escuela nos construimos con un pedazo de cuero hacemos las tapas, con un pedazo de cuerda haremos de cinto para no perderlo, entre las hojas acunaremos los recuerdos del momento así como aquellas ilustraciones de la mente de un loco soñador que ilustrarán la vivencia. Acumulamos recuerdos que nos ayudan a rememorar las situaciones, serán nuestros amuletos de la memoria. 

En pro de guardar el mayor simbolismo y la esencia del recuerdo escrito, una de las más dulces acciones, es guardar entre las hojas un pequeño racimo de aquellas flores que nos hacen sentir el olor de aquel momento. Fielmente somos adictos al pensamiento y al recordatorio, tal vez por miedo al olvido cruel enemigo del día a día. Damos nuestra pasión en cada uno de los garabatos de los que hacemos frases y con cada una de ellas nuestro dogma. Buscamos la ubicación de nuestra alma en cada una de las páginas aunque para ello tengamos que desgarrarnos las heridas cicatrizadas del pasado, aprendemos en cada versículo más aspectos del camino, conocemos detalles de la profundidad de la cuerda que desciende al lodazal de aquél pozo al que hemos llamado más de mil veces hogar, hicimos de el nuestro templo y de las vistas hacía lo alto, claves de las esperanzas. Ya que sí caemos es señal de lo alto que habíamos llegado, de como son los contornos de nuestro pozo aprendemos que cada capa de sentimientos que forma las altas paredes contiene las claves de nuestro más profundos sueños, tristezas y esperanzas más marcadas, más profundas, nuestros miedos se convierten en aquellos fuertes barrotes que por la incomprensión somos incapaces de arrancar.

Es gracias a la terapia recurrente en nuestras bitácoras que nos ofrecen esa inmersión tan poderosa. Que podemos decir sin equivocación que hemos encontrado esas ansiadas claves que algunos llamarían consuelo. 

Brújula

Debemos tratar nuestra conciencia final como si se tratara de un manual al cual acudir en pro de un buen funcionamiento de nuestra existencia la cual nos guiará hasta nuestro objetivo principal. Tal vez deberíamos detallarlo del siguiente modo... 

Posicionarse ante lo desconocido mirar al horizonte y coordinar el norte moral, con el norte del entusiasmo, conectar así así tu esfuerzo, con tu coherencia. Cargar los miedos y las experiencias en la espalda y dar toda la fuerza en cada paso. No detenerse ante las piedras del camino más allá del tiempo necesario para comprenderlas, avanzar con la seguridad ferviente de la importante transformación de aquella huella que dejaremos en camino para quien venga detrás.  Ya que como buen arriesgado somos ariete y abanderados de lo que nos mueve. Amar el camino del mismo modo de amamos el punto de destino. Trazar con nuestros actos una cartografía del entorno de modo que prevalezca con el paso del tiempo. Hacer de nuestras sendas una vía de relevancia. 

Está es el sistema de funcionamiento de esta brujula interna que todo ser debe nutrir. A la cual debemos darle un mantenimiento exhaustivo en pro de alcanzar nuestro destino.