Cual a sido mi sorpresa, que hoy pase por un viejo taller a aspecto abandonado, al entrar dentro descubro una vieja zapateria, taller de reparacion con ese olor a pegamento fuerte y cuero seco, un olor que todo amante de la vieja escuela recuerda bien, olor que se queda impregnado en el alma, la conversacion con el buen señor nos a llevado a rememorar viejos tiempos, mejores tiempos y compararlos a mi pesar a los actuales, a lo que ahora estamos dejando perdido en un olvido social. Por suerte ese hombre sigue al pie del cañon, con sus historias y cultura. Bravo... ergo hay esperanza para las nuevas generaciones.
