miércoles, 4 de enero de 2023

Muerte lamentada causa no luchada


A mí pesar nos recordamos de la mortandad de la humanidad en aquél fatídico día de su llegada, después paulatinamente las lágrimas se van secando hasta convertirse en una anécdota, una muesca más en nuestro camino, en el que la cruda ley de vida nos a marcado a fuego que el fin existe. 

Ahora bien, siempre me resulta lamentable el número de aves de rapiña que aparecen para dar su pésame de minuto y medio.

Pero cuando la partida del ser querido o admirado es a causa de un problema salud, la sociedad se enluta y llora, como es lógico y comprensible, pero lamentablemente pierde la lógica cuando observas atónito que al reclamar que se luche contra esas enfermedades, que se tomen cartas en la lucha por la erradicación de esas patologías que muy seguramente serían finiquitadas con la investigación centrada en el interés, la financiación suficiente y un apoyo tácito de los dirigentes y responsables de la sanidad, farmacéuticas, centros de investigación y distribución. Hasta marcas por ahondar más en la lacra de la cultura de la economía. 

Ya que la carencia de salud se basa en un grandioso negocio en el cual somos más rentables si somos adictos a un fármaco o terapia, que si estamos sanos y nos valemos por nosotros mismos. Ya que eso nos haría más libres, menos manipulables y sumisos a sus designios.

A mí pesar es una lacra que jamás cambiará. Seguiremos enterrando condenados a muerte por la avaricia de aquellos que nutren el aguante del forro de sus bolsillos con la enfermedad.

No obstante debemos tristemente disfrutar de la temporal unidad sociocultural que nos da la partida del enfermo, pues esa unión tan compungida, de estar unida en lucha...

Sería imparable.

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