Si reorganizaramos el dinero público, y las inversiones del estado, así como las grandes tasas de la farmacología en pro no del beneficio de unas élites egoístas y destructivas sino en el bien se la población, podríamos investigar y dar solución a estas lacras.
Acabaríamos con el cáncer...
Acabaríamos con miles de enfermedades y síntomas. Pero este sistema solo mira su bolsillo y como alcahuetes del absurdo nos seguimos quedando embobados ante el nuevo opio al pueblo. Bufones de la corte que hacen su trabajo de convertir a la sociedad en una masa de borregos sin mente. Repulsivos seguidores de las migas de pan del copioso banquete del poderoso.
Nos cobran hasta por morir. Y estamos contentos porque podemos votar que cantante representará la bandera made in china en un concurso de mierda.
Nos cobran por respirar pero gritamos en la calle al son de unos millonarios con un balón
Nos cobran por el calor en invierno pero seguimos gritando por el vestido de una fulana en la caja tonta.
Nos condenan por pensar y gritamos ante una mujer que se haya traginado a toda la cuadrilla de la Maestranza.
Nos desprecian tirados en un pasillo enfermos pero gritamos por qué a salido un nuevo teléfono por el que hipotecarnos.
Somos ridículos, colaboracionistas de la denigrante sociedad actual.
Somos culpables de la felicidad de nuestro verdugo.
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